A raíz del último debate de Gen Playz ("Políticas identitarias: ¿Hemos olvidado la conciencia de clase?") se ha abierto el debate en twitter sobre si una persona cis puede hablar de lo trans; una persona blanca hablar de la situación racializada; etc.
¿Crees que para hablar hace falta sufrir de una situación? ¿Debería estar totalmente abierto a todas las personas? ¿Deberíamos callarnos si no sufrimos un determinado modo de opresión? ¿O deberíamos guardar una posición más metódica y reservada, pero con derecho a discutir?
Para quien le interese, estas posiciones con frecuencia derivan de la "standpoint theory", un conjunto de epistemologías feministas y antirracistas que ponen el foco en el carácter posicionado o "situado" de todo conocimiento. No obstante, las standpoint theories como tal no hablan tanto de la legitimidad para hablar de una opresión ajena, sino más bien de la ilegitimidad de hablar (en general) de una forma que no reconozca la propia posición sociopolítica desde que la que se enuncia. En este fragmento, Puig de la Bellacasa parte de un texto fundacional de Haraway ("Situated knowledges") para hacer un pequeño resumen que incluye referencias útiles.
Haraway’s intervention also allows us to recognize in Latour’s early descriptions, a variant of the ‘view from nowhere’: a Zeus of critical distance, enacting a god’s-eye view, uninvolved and untouched by the wars it describes. As a response, ‘situated knowledges’ did not simply mean that knowledge is social, but also that ‘our’ knowledge is intrinsically politically and ethically situated in its purposes and positionalities, that is, standpoints (Harding, 1991). However, Latour has ridiculed the essentialism implied by the notion of ‘standpoint’ by pointing out that ‘standpoints never stand still’ (Latour, 2000: 380). This criticism ignores the complex ways in which the concept of standpoint has been discussed by feminist theorists as a non-essentialist, moving, notion. The potential essentialism of standpoints is one of the major unsettled discussions within feminist epistemology and knowledge politics. For an anthology of 30 years of discussions on the topic see Harding (2004).
(Sacado de "Matters of care", Social Studies of Science, 41(1), p. 102).
Hay que partir de que es muy interesante mantener esferas morales, pero las personas de fuera de la esfera van a opinar sí o sí. En estos casos hay que poner la lupa y ver si la persona de fuera está reflejando los intereses del grupo o no.
Primero de todo, es necesario mantener espacios no mixtos, espacios trans, espacios de personas racializadas, y todos los que hagan falta, ya que, de cada espacio conformado por participantes de un grupo específico, se explicitarán las necesidades y las experiencias de ese grupo.
Son necesários también porque en es común que entre grupos minoritários haya una situación de injustícia testimonial o hermenéutica como dice Miranda Fricker. Estas son situaciones donde o bien las personas son desacreditadas antes de dar su testimonio (ya sea por raza, género, grupo social o cualquier otro prejuicio), o bien les falta desenvolupar un lenguaje claro para dar sentido de sus propias experiencias (injustícia hermenéutica). Si queremos entendernos tenemos que asegurarnos que todo el mundo tenga credibilidad al dar su testimonio, y que todo el mundo tenga el lenguaje para desenvolupar un testimonio claro. Por esto valoro que las esferas morales son muy útiles para que un grupo concreto pueda explicitar sus valores, ya que si incluyemos personas de fuera del grupo, es posible que utilizen discursos con respaldo estructural y que no todos los participantes se sientan bien hablando (igual que no harías una asamblea de habitaje con el propietario de tu casa, una persona racializada igual no quiere hacer una asamblea con una persona blanca para hablar de raza).
Aquí también concuerdo con Fricker cuando dice que no debemos caer en relativismos, un testimonio puede ser equivocado y no tiene porqué ser por injustícia hermenéutica o testimonial, sinó porque no refleja la realidad o no refleja las necesidades materiales del grupo.
Finalmente paso al rol de la persona externa al grupo. Como persona externa encontramos la responsabilidad de estar al tanto de lo que se habla en las esferas concretas, de comprender sus necesidades y sus debates internos. Un ejemplo es que, por mucho debate que hay en la comunidad trans, ninguna (o una parte muy poco significativa) está diciendo que el acceso a hormonas y operaciones de afirmación de género sea dañino a la persona adulta. Por esto cualquier persona externa al grupo que construya discursos contra estas necesidades básicas que tenemos, está efectivamente construyendo discursos que no reflejan nuestras necesidades, discursos en efecto totalmente contrários.
Todo el mundo puede hablar sobre el género, debatir como nos afecta y de dónde origina, pero si como persona cis vemos que nuestro discurso no refleja absolutamente nada de lo que se habla en comunidades trans, igual hay algo a indagar. Si quisiese hablar en general sobre la experiencia marroquí en España, una experiencia que no he vivido, me aseguraría de eschucharles primero y ver sus discursos internos, necesidades comunes y controversias. Así amplificaría un discurso que refleje sus experiencias y no las contradiga.
Por esto es necesário que aunque no vivamos una situación, sepamos las experiencias y las necesidades de las personas que la viven, ya que, el mundo no lo cambiamos ni las veinte personas trans, ni las treinta migradas ni las ochenta lesbianas, sinó lo cambiamos todes.
Para concluir, las esferas morales son totalmente necesárias y hay que crearlas y mantenerlas donde se encuentren. Estas esferas son siempre perforadas ya que las personas externas siempre tendrán una opinión (a menudo mucho más determinante que la de las personas internas al grupo), y cuando perforamos esta esfera, tenemos que asegurarnos que sea amplificando un discurso interno, nunca creando un dicurso contrário.
No suelo escribir en castellano y no tengo tiempo de corregir, así que lo siento por las faltas.